Separación de Padres «el tornado emocional»

Los procesos de separación son uno de esos acontecimientos vitales que resultan estresantes para las familias en general y para los niños y niñas en particular. Suponen cambios y una ruptura con la rutina habitual, con la que era su vida cotidiana. Esto implica un tornado emocional que los más…

Los procesos de separación son uno de esos acontecimientos vitales que resultan estresantes para las familias en general y para los niños y niñas en particular. Suponen cambios y una ruptura con la rutina habitual, con la que era su vida cotidiana.

Esto implica un tornado emocional que los más pequeños, en la mayoría de las ocasiones, no están preparados para asimilar por sí solos. Uno de los objetivos de la terapia, cuando se trabaja en estos casos, va orientado a la aceptación de las nuevas circunstancias familiares.

Se trata de ayudar al niño o niña a que asimile su realidad actual, la pueda gestionar de la manera más funcional posible y le genere el menor daño a nivel emocional. Para ello se le aportan estrategias y recursos para poder aceptar estos cambios.

Las circunstancias de cada familia son diferentes y hay casos en los que la separación, entendida como esa situación en que los progenitores dejan de convivir en el mismo domicilio, no es en sí el problema. Este acontecimiento puede llegar a ser algo tranquilizador en cuanto a que la posible tensión que se vivía en el hogar durante la convivencia desaparece, se reduce la incertidumbre y eso se vive como algo positivo.

Aun así, los niños y niñas tienen que acostumbrarse a las nuevas rutinas; tienen que enfrentarse a pensamientos negativos que hacen incluso que puedan llegar a sentirse culpables de lo que ha ocurrido; tienen que adaptarse a una nueva vivienda, a los regímenes de visitas; tienen que vivir sabiendo que sus figuras de referencia ya no forman un núcleo y les toca echar de menos constantemente a uno u otro. Demasiados cambios, demasiados aspectos a tener en cuenta.

Es muy favorable a la hora de comunicar la separación a los hijos e hijas que ambos progenitores estén juntos, intentando no culpar al otro, manteniendo el respeto en todo momento y, sobre todo, saber transmitirles que ellos son lo más importante para los padres y que eso siempre va a ser así, que eso no va a cambiar. Así se les transmite confianza y seguridad.

Muchos de los casos de separación con los que nos encontramos son casos difíciles, donde los progenitores no tienen una buena relación y les resulta imposible mantener una conversación o llegar a acuerdos. Con el tema de la salud mental, hay padres/madres que detectan una necesidad por parte de sus hijos de recibir apoyo psicológico para adaptarse mejor a la nueva situación familiar y, para poder otorgarle esta herramienta a sus hijos, necesitan la autorización del otro progenitor. En muchas ocasiones no reciben esa autorización. Esto genera frustración y una situación de indefensión difícil de gestionar.

 

La intención de este artículo no es otra que la de hacer reflexionar a esos padres/madres que se niegan a que sus hijos reciban esa ayuda, piensen en la razón por la que lo hacen.

 

La figura del psicólogo infantil es muy vocacional. Estamos ahí para reducir el impacto que situaciones como esta puede tener en el desarrollo emocional de los más pequeños. Aportamos herramientas y recursos necesarios para la vida.

Acompañamos en el proceso de desarrollo y evolución, como un recurso más al que acudir cuando se necesita. Trabajamos los desajustes emocionales que se producen en situaciones que pueden llegar a resultar incomprensibles para el cerebro del niño. Ayudamos en esa gestión emocional. En definitiva, dar luz verde para que ese trabajo terapéutico se pueda llevar a cabo, cuando uno de los progenitores observa una necesidad, es permitir que tu hijo/hija tenga acceso a un recurso que suma, que le va aportar cosas positivas, que le va a guiar desde la ciencia a encontrarse mejor.

Muchas veces es difícil conectar con el sufrimiento que el niño/niña tiene, desconocemos su estado porque lo camuflan entre sonrisas, actividades con mucho movimiento, intentos de agradar a todos para no ser una causa más de enfrentamiento u otras actitudes que tratan de enmascarar su estado real. Que acudan a terapia no es una forma de ataque a uno u otro, que acudan a terapia es una forma de aliviar su malestar y de tener recursos para protegerse de lo que les hace daño.

Si eres padre/madre de un menor y te ves en estas circunstancias, es decir, consideras necesario que tu hijo o hija acuda a terapia y, no cuentas con la autorización por parte del otro progenitor, puedes solicitar una autorización judicial (regulada por el artículo 156 del Código Civil). Para iniciar el procedimiento es necesario realizar una demanda y en la vista aportar las pruebas que se tengan (es útil tener informes del colegio o de pediatría) para que se valore la necesidad o no de terapia. Será el juez el que facilite, en caso necesario, la autorización para poder iniciar el proceso terapéutico.

 

Nº Colegiada: M-34384

D-Letras | Logopedia y Psicología A domicilio 

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